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Manejando la comparación social de la niñez en Navidad

Llegó la época de la Navidad y la niñez juega un papel casi protagónico en los hogares, donde la ilusión se puede ver reflejada en personajes históricos como los Reyes Magos y Santa Claus. No es para menos, y es que estas figuras representan para la niñez la obtención de regalos, en ocasiones solicitados de antemano o incluso de sorpresa. Las reglas, formas y celebraciones son diversas. Masivamente se suelen difundir imágenes que exponen el ideal social, tanto los medios de comunicación, las comunidades y diferentes entidades hacen un llamado a la esperanza, la unidad y el fomentar espacios de armonía y fiesta.


Es importante resaltar que la realidad de nuestra niñez puertorriqueña es desigual y las complejidades que se viven desde los hogares suelen ser cada vez más retantes para los nuevos integrantes de nuestro país que apenas escalan sus primeras etapas de desarrollo. La comparación social es uno de esos desafíos que pueden vivir los niños. Hablamos de un proceso natural en donde los seres humanos hacen una evaluación de sus necesidades, posesiones, habilidades y hasta logros en contraste con otras personas. Esto puede verse mucho más presente en la niñez durante la navidad en donde la televisión, las conversaciones con amigos, las redes sociales y hasta la familia presentan regalos o nuevas posesiones que se pueden adquirir durante esta temporada.


Este fenómeno puede provocar motivación para alcanzar cosas deseadas, crear nuevas metas o incluso puede ayudar a la construcción de un análisis profundo y hasta de identidad. Por otro lado, se torna negativa en el momento que afecta el bienestar de la niñez, cuando es así podemos observar comparaciones que se enfocan en desventajas percibidas y hasta sienten que no cumplen con estándares sociales o expectativas. Estudios han demostrado que la comparación social excesiva en la niñez puede asociarse con sentimientos de insatisfacción y baja autoestima, especialmente en épocas como Navidad donde los estímulos externos son constantes.


La comparación social en Navidad puede abordarse con estrategias que fomenten valores internos y el bienestar emocional de la niñez. Una de ellas es promover el agradecimiento, se trata de un enfoque en lo que poseen en lugar de lo que creen que les falta. Las familias pueden practicar la gratitud diariamente, reflexionando juntos sobre aspectos positivos de sus vidas. Además, es crucial fomentar valores no materiales, como la importancia de las relaciones y las experiencias compartidas. Actividades como una buena conversación en la que puedan exponer sus preocupaciones o lo que identifican como necesidades, refuerza la idea de que el verdadero valor de la Navidad puede trascender los objetos materiales.


Aportamos a ambientes positivos cuando ayudamos a los niños a identificar sus fortalezas, promoviendo una autoestima saludable y reduciendo la necesidad constante de compararse con otros. Pedirles que hablen sobre logros que los hagan sentir orgullosos fortalece su autovaloración, sin dejar a un lado el que nos hagamos presentantes y disponibles para acompañarles. Puede resultar útil reducir la exposición a redes sociales y publicidad, reduciendo el tiempo frente a pantallas y explicando que lo que ven no siempre refleja la realidad. Finalmente, involucrarlos en actos de solidaridad y empatía, como ayudar a quienes lo necesitan, les enseña que esta temporada también provee el espacio para compartir y ser generosos, y no centrar las festividades únicamente a recibir algo.


Impactar a la niñez de una forma positiva en esta navidad puede ser parte de la celebración de estas fiestas. Acompañemos a la niñez con amor, respeto y atención, ellos lo necesitan.




 
 
 

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